miércoles, 9 de mayo de 2012
SIGMUND FREUD
El creador del psicoanálisis, se interesó en su juventud por las drogas, concretamente investigó las propiedades de la cocaína. Tomaba él mismo dicha droga en pequeñas dosis y hacía autoobservaciones sobre el efecto que ejercía sobre el hambre, el sueño y la fatiga. Esta investigación duró tres años (de 1884 a 1887) y Freud pretendía hacer un descubrimiento importante en el terreno de la clínica o en el de la patología, pero no fue así. Al principio le fascinó el hecho de que la cocaína elevaba el vigor mental y físico, sin tener, aparentemente, ningún efecto nocivo. Pero pronto empezaron a publicarse en las revistas médicas de la época que el uso prolongado de la cocaína podía producir un "delirium tremens" muy parecido al del alcohol. El joven Freud que deseaba beneficiar a la humanidad con sus investigaciones y hacerse un nombre, fue acusado de haber ocasionado una nueva enfermedad. Además tuvo una penosa experiencia, pues creyendo que la cocaína era inocua, había prescrito una cantidad importante a un paciente, el cual falleció a causa de ello.
HAGASE COSQUILLAS A VER SI PUEDE
Nadie puede hacerse cosquillas a sí mismo. La razón es que el cerebro propio predice lo que cada cual va a sentir en respuesta a sus propias acciones. Se puede aprovechar esta facultad del cerebro para defenderse de que le hagan cosquillas a uno: basta con poner una mano encima de la mano de la otra persona mientras las hace. Ésta es sólo una de las tantas anécdotas que hay sobre los 1.400 gramos de materia que se alojan en el cráneo.
OLVIDAR ES BUENO
Hay gente que no puede olvidar, se han descrito casos de personas capaces de recordar casi cualquier dato o acontecimiento con sólo experimentarlo una vez. Son casos de memoria prodigiosa que suelen suponer una tragedia para el que los padece. Olvidar es necesario para que nuestra mente evolucione.
martes, 8 de mayo de 2012
BEBER NO DESTRUYE LAS NEURONAS
Beber en exceso durante muchos años da lugar a que se reduzca el tamaño
del cerebro pero, por lo general, se trata de un fenómeno reversible. El vino
tinto puede incluso proteger el cerebro, al reducir el riesgo de derrames
cerebrales, siempre y cuando la dosis oscile entre dos vasos a la semana y
hasta tres vasos al día como máximo.
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