Beber en exceso durante muchos años da lugar a que se reduzca el tamaño
del cerebro pero, por lo general, se trata de un fenómeno reversible. El vino
tinto puede incluso proteger el cerebro, al reducir el riesgo de derrames
cerebrales, siempre y cuando la dosis oscile entre dos vasos a la semana y
hasta tres vasos al día como máximo.
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